miércoles, 23 de junio de 2010

Abejas nadando

Hoy he contemplado cómo una abeja aprendía a nadar.

Hay un dicho que reza: "Es tan lerdo como una abeja nadando". Pero...

Estaba observando unos peces en un estanque y unas abejas que bebían en la orilla de pronto han caído al agua.

Casi todas se movían anárquica e ineficazmente agitando sus alas de forma sincopada, algunas formaban grupos de dos o tres individuos que intentaban colaborar apoyándose unas sobre otras para poder salir; éstas daban la sensación de esas personas que cuando se están ahogando hunden al que va a rescatarlas. Otras de forma individual se agitaban de un lado para otro, alejándose cada vez más de la orilla.

Era evidente que aquel no era su medio, eran torpes, ineficaces, y la mayoría de ellas se ahogaría.

Y de repente la vi, elegante, rítmica, como si supiera lo que estaba haciendo, usaba sus alas como remos, estabilizadores y timones, y al mismo tiempo movía sus patas, como podría hacerlo un caballo o un perro dentro del agua, una detrás de otra ayudando a la impulsión.

Delante de mí se deleitó en hacer varias figuras y cuando vislumbró la orilla se dirigió a ella consciente de lo que hacía. Salió del agua, se secó al sol y se marchó a seguir con su pesada tarea.

Esta abeja, con estas dotes para la natación, es una obrera. Nunca podrá trasmitir esta capacidad a otras generaciones. Sin embargo la colmena seguirá adelante sin cambiar. No importará el número de abejas que mueran ahogadas ya que la reina seguirá a salvo.


Los parangones de esta pequeña historia con lo que estamos viviendo en la actualidad o en el pasado, son innumerables. Que cada uno imagine lo que quiera.

10 comentarios:

ostra dijo...

Qué bien se filosofa mirando un estanque.
(bueno, eso los que tienen inquilino...)

si, bwana dijo...

A esas abejas les hace falta un sistema educativo que convierta a las obreras que saben nadar, en profesoras de las demás. Tendrán que buscarlo (el sistema educativo) fuera de España. Con el de aquí se acabaría hasta la reina.

Laslo a Sotavento dijo...

Dña. Ostra:

El agua siempre me hace soñar.

Laslo a Sotavento dijo...

D. Bwana, ¿se imagina lo que sería de la colmena si las abejas se educaran y pudieran elegir?

Probablemente se acabaría, esa es la mezquindad del sistema.

Estamos condenados a ser lo que somos y ademas a saberlo.

Un abrazo mi querido amigo.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho su relato. Lo cogeré y citaré la fuente. Gracias.

Anónimo dijo...

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Monsieur de Sans-Foy dijo...

No es que actualice Vd. mucho el blog... y es una verdadera pena, porque post como este son de lo que a uno le apetece leer.
Sólo la foto ya es material de primera para cualquier poeta que se precie.
Bueno, así que, por ser obrera, no puede transmitir sus habilidades a las futuras generaciones... Una pena, pero ójala pase lo mismo con nuestros sindicatos.
Un abrazo (hasta donde me den los brazos)

olelo el celoso dijo...

Poético en su burla
distante en la mirada
espalda indiferente.

José Antonio del Pozo dijo...

Hola, amigo: alguien capaz de observar así es ya mucho. El apunte de las abejas es poético y magnífico a la vez. Recuerda a lo de Mandeville y la colmena. Le felicito por el tono conseguido y le animo -si le place- a seguir dándole. Con su permiso me enrolo a su barco.

Anónimo dijo...

gracias a Dios por intiresny