jueves, 17 de enero de 2013

La gente perro



Los que hemos tenido la desgracia de nacer en el año del perro como yo.
Quizás estamos abocados a mantener una perruna existencia, al menos en mi caso.

De tal manera que:



Al primero que nos hace caso, moviendoles el rabo nos vamos detrás.

 A éstos le somos fieles para siempre.

Si vemos a alguien que creemos está  en peligro, nos empecinamos en salvarlo desgañitándonos en el intento, aunque no lo necesite.


                                                                  
Somos capaces de recibir patadas sin despeinarnos y no guardar ningún rencor.




Y morimos de tristeza si la persona amada desaparece.

 No sabemos estar solos.

 Somos capaces de defender lo que queremos hasta sus últimas consecuencias.                             

 Y podemos querer aunque no nos quieran.



Pero ojo, si nos encontramos abandonados y para nosotros no existe ninguna esperanza, nos podemos transformar en lobos malos, generando sufrimiento y destrucción.




miércoles, 16 de enero de 2013

El duelo continúa.

Hoy ya son tres años.

Parece que me he quedado clavado y no sólo lo parece, sino que es una realidad.

En estos tres años no he avanzado absolutamente nada, no estoy deprimido, estoy triste, muy triste.

He pensado mucho, no sé si los buenos recuerdos de mi padre sólo son buenos recuerdos o es que realmente no existen los malos y si existieran a mí no me han dejado ninguna huella.

He pensado en la gran paternidad de mi padre y la he comparado con la mía, me parece que no hay parangón, él gana por un millón de vueltas de ventaja.

Y me pregunto si yo se lo puse fácil para ser un gran padre o él, que lo era, consiguió que yo se lo pusiera así.

¡Macho, que grande eres!

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