
Como todo descreído, a lo largo de mi vida he intentado recuperarla, pero de momento no lo he conseguido. El porqué de esa búsqueda es evidente: si no tenemos trascendencia ¿qué somos sino meras hormigas moviéndonos por el mundo en un desesperado intento por sobrevivir, por llegar lo más lejos posible?

Por otro lado, me consuelo pensando en la matemática del caos, y pienso en el aleteo de la mariposa que provoca un huracán. Quizás nuestra vida deba ser simplemente una sucesión de aleteos de mariposa. Esto es un gran consuelo para un descreído como yo.

Si al leer esto han bostezado, me gustaría creer que han sido inducidos por las fotos. Una de las cosas de las que estoy seguro es que somos una cajita de reflejos condicionados.
Aquí volvemos a ser hormigas, pero quizás nuestro bostezo haya producido un ciclón en Madagascar.