El otro día estaba cavando con pala y azada, intentando descubrir un manantial que aparentemente se había secado.
Mientras realizaba esta penosa labor y para infundirme ánimos, empecé a pensar en los hombres que a principios del siglo pasado habían hecho lo mismo en Verdun o en Champagne.
En ese momento, mientras cavaba mi trinchera, me sentí muy solo. En estas circunstancias empecé a pensar para qué le podría servir una trinchera a un hombre que estaba solo, salvo para esconderse de sí mismo.
Entonces cambié mi pensamiento por la imagen del fornido negro, compañero carcelario de Woody Allen en “Toma el dinero y corre”, que cantaba
–Voy con mi novia, voy al Mississippi- y daba un golpe ¡zas! -en este caso con un tremendo mazo- una y otra vez. Así que me puse a canturrear esa canción, sintiéndome como un esclavo en una plantación de Georgia.
Pensando en la guerra, la soledad y la esclavitud, conseguí terminar mi trabajo.
Los caminos de la motivación son inescrutables.
4 comentarios:
Jamás se me habría ocurrido montarme una película mientras le doy a la brocha gorda.
Está claro que estoy en este mundo porque tiene que haber de todo.
D. Laslo,
Navegando por la red se descubren poetas espléndidos.
Usted ademas le saca rendimiento a la poesia.
Su santa ya puede estar contenta!
Dª Laati:
Favor que Ud. me hace.
En este caso creo que le habré sacado mayor rendimiento a la presunta poesía, porque el manantial no sé si funcionará.
Dª Ostra:
Le sugiero piense en El Tormento y el Éxtasis mientras realiza su labor.
Y por favor no se lo tome literalmente.
Coño, D. Laslo, qué calladito se lo tenía... sin decir ni pío y escribiendo tan ricamente sin invitar, pues sepa que aunque no invite vendré por aquí a darle la vara... Un abrazo muy grande, tanto como usted, amigo.
Papeles, seguridad social y matrimonio... ¿Quién da más?
Cuando era editor de El País dirigí equipos de periodistas gráficos de más de cuarenta miembros y supe encontrar en el mercado profesional algunos de los mejores reporteros de España. Jamás tuve un problema.
Sin embargo, toda mi experiencia en la selección de personal, aplicada a un casting de "tatas-cuidadoras" para mi mamá, no me ha servido de nada.
Cuando crees tener una "nurse-joya" apalabrada, el día de comenzar, no se presenta al trabajo ni contesta el teléfono. Otra, acude pero quiere acordar un horario que no era el comprometido y otra, consciente de tu necesidad, intenta negociarte doscientos euros más de lo acordado.
Para no hacerlo exhaustivo, el servicio es más mucho más difícil de sustituir que el ministro Solbes o la ministra Álvarez.
Una amiga de mi mamá, Maritina Lozano, que es muy bien y de Bilbao, me decía cuando continuaba soltero con 45 años: -"Alfredito, tú terminarás casándote con la criada". Quizás deba considerarlo seriamente.
Papeles, seguridad social y matrimonio... ¿Quién da más?
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